Conectar en tiempos de pandemia

Desde el estallido social del 18 de octubre hasta el día de hoy, tras ya más de un mes de medidas ante la crisis sanitaria del Covid-19 en Chile, las personas -como ciudadanos, como consumidores- hemos ido modificando hábitos y rutinas, para enfrentar los riesgos de salud y los problemas económicos que trae consigo la pandemia.

Sin duda esto no solo afecta nuestras conductas, sino que, sobre todo, nuestras emociones. El temor y la incertidumbre, así como la soledad, el encierro (muchas veces en hacinamiento) y la sensación de impotencia, modifican también nuestras motivaciones de consumo y de relacionamiento. El contexto de incertidumbre exacerba nuestra necesidad de sentir que podemos mantener algo de control sobre nuestras vidas y así sentirnos seguros.

Es por esto por lo que los elementos funcionales en la relación con las marcas cobran una mayor relevancia que en épocas de normalidad. Hoy nos preocupa más que nunca la higiene e inocuidad de los procesos de producción y entrega, en tanto necesitamos tener certeza de que el virus no ingrese a nuestros hogares o de no traerlo con nosotros cuando visitamos un punto de atención.

Necesitamos tener certeza de que habrá stock, de que los servicios funcionarán, de que los tiempos de despacho comprometidos se cumplirán, de que los canales de comunicación con las empresas funcionarán y que la información que nos entreguen será clara y honesta.

Necesitamos cuidar, proteger a otros, o sentir que alguien lo hace por nosotros cuando el confinamiento social no nos permite hacerlo. Y ese “cuidar a otros” parte por nuestro círculo cercano, pero no se limita a él. Necesitamos sentir que las empresas cuidan a sus trabajadores y a quienes siguen desarrollando sus labores para que otros puedan quedarse en casa.

Pero también necesitamos conectarnos y compartir; estar con otros, aunque no sea en la presencia. Es allí donde la tecnología las redes sociales, los medios y los servicios de telecomunicaciones han cumplido un rol fundamental, logrando conectar con el plano funcional y emocional. Posiblemente han entendido que sus esfuerzos por mantenernos conectados hoy, probablemente se transformen en que los usuarios sigamos conectados con ellas mañana.

Pero también necesitamos disfrutar, necesitamos tener pequeños placeres, mantener el optimismo y recargarnos de energía. Sin poder acceder a áreas verdes, lugares de entretenimiento o gimnasios, nuestra capacidad de canalizar el temor y el stress se reduce, afectando negativamente nuestro ánimo. Y aquí las marcas también pueden sorprendernos y conectar con esta necesidad emocional a través de productos y experiencias (remotas, por supuesto) que inyecten micro experiencias de alegría entre nuestras rutinas ancladas muchas veces en el miedo.

Hay nuevas necesidades, por lo tanto, nuevas oportunidades para las marcas que conecten genuinamente con ellas. Es tiempo para las nuevas ideas y la creatividad. Las personas estamos abiertas y expectantes frente a todo aquello que interpretemos como un aporte relevante, en este contexto de crisis, y en lo que vendrá.

 

Comparte este artículo